De: 70 Kilos 257 gramos.
Enviado: Sábado, 31 Oct 2009 19:59:49 +0000
Desde Lanjarón a Mado, por la A4, a diez y nueve kms nos paran ( en Parla, a mamarla) Vetusta WV, Mowgli y el Comandante Flech--->a, entre las diversas pertenencias, transporto doscientos gramos de marijuana alpujarreña y unos cuatro/ cinco gramos de hachís, así como unas pupilas XXL.
Se acabó el viaje, viejo.
Aquel viernes salí no sin mucha convicción desde Mado, desde mi antigua dacha allá por Entrevías, fastuoso balcón barriobajero y atalaya desde la que he velado el sueño de mi ciudad, se maneja bien, la Histhërica ruge con progresividad y vuela antirradares como una hermosa mitología. Stop and go.
1) Paramos en un páramo desencajado de cualquier mapa, terruño inmundo donde no pasa nada más que el vuelo de las moscas, mordisqueamos bocadillos y con una población de no menos de treinta polizones alados volvemos al hábitat de Histhërica, asfalto. En mi bocadillo puse jamón, para distinguirlo del de Mowgli que no come cadáveres.
2) Paramos en Granada, donde observo que el " monstruosismo" ha desfigurado la ciudad, meo en un muro y miro los grafitis del Niño de las pinturas, muy épicos y difusos.
3) Paramos en Lanjarón y llamo al Morogitano, el cual me recibe con su habitual bien hacer, abandona Torre Tarik y se acomoda en otro cortiho, dice. le reprimo por dejar su cama para que la ocupe quien siquiera se ha molestado en avisar de su presencia, pues... ya sabes que nunca llamo. A la tercera va la vencida.
El Moro, Mowgli y yo enseguida confraternizamos y hablamos de TODO lo que se puede hablar entre adultos y queda sometido a la forma de sus palabras, emociones y situaciones. Chimenea, Marqués de Cáceres, trufas, canabis y hierba, blablubla, el tiempo pasa.
En la primera mañana aparece Jürgen, vecino germánico y extraño freak, el tío es un capitán de barco jubilado que conoció a su actual pareja a través de una publicación de contactos, tiene una hija en SFrancisco, de la que no sabe nada, se ha quedado sin luz en su cortijo y nos visita para alimentar la batería de su portátil y el fono, lavar, lava a mano. Resulta salvaje llegar y escuchar al Moro y a Jürgen hablar en alemán, pues el Moro es un analfabestia total, medio moro, medio gitano, entrevero y quinqui, no sabe decir que no y no sabe disimular sus afectos, es el mejor. Apareció jovencito en Frankfurt, su familia emigró a hacer dineros y él se crió allá, pionero en el tráfico de caballo en andalucía, víctima del mismo, padre de dos niños de hembras dispares. Uno es made- in- Germany, se llama Anthony y tiene veintitantos años, el otro es Manolito, hijo de la bailaora, señorona hermosa y escultural de Bilbao a la cual tuve el gusto de saludar un año ha, él se justifica alegando que no sabe ser padre, trata de ser libre pero le condena su hermosa conciencia y su sensibilidad de lo curtido por la vida, el Moro me llegó a través de Tommy, cómo no, de la old school a su vez. El Moro está rodeado de soledad y de amiguitos, pero en su fuero interno, observo la mirada que dibuja en las retinas a los que nos sentimos solos ( no por ello desafortunados, atención) la pasamos bien.
Los días transcurren dulces con higos y Cune crianza dos mil seis, porros de marihuana y potencia solar que inunda todo, el sol es gratis y rodea el entorno, recarga energía y ayuda en mi función clorofílica, conozco a Rosario, gitana firme y desempleada de cincuenta y cinco añazos, separada y vive con su madre, de su pensión, le entregamos un viejo horno que el Moro tenía acumulado en una nave, desalojamos un nido de ratas y lo adecentamos, por su parte, Rosario y su gente nos entregan un colchón de cama ancha con lamparones y mil historias, el trueque, el primitivismo y la falta de codicia. Todos intercambiamos y todos nos enriquecemos en esta suerte de república.
Aquel domingo, llegamos a Granada desde otro punto de vista, con el Moro la realidad caleidoscópica adquiere realismo puro, nos retroalimentamos, paramos en un bar y nos saluda un camarero que en tiempos fue un famoso músico de ésos tíos que cantaban aquello de yoquesé, muy mala follá muestra el chico, seguidamente le desprecio y me leo el Ideal al sol mientras ellos lo gozan. Aparece Manolete, el bailaor más grande, vive entre La Latina y Granada, échale... Nos informa que actuará en un local que inauguran el jueves y al que no voy, por cierto.
Llegamos al Sacromonte, con Lakuki, su hermosa y élfica morada nos recibe con generosidad, costillitas y una ensalada que ayudo a crear, bebemos Estola y Viña Alkorta, creo. Comer, hablar. Kuki se va huyendo del invierno a Senegal por cinco meses, la acompañamos a la cochera a cubrir el carro con un plástico " por que los aires de las alpujarras lo llenan to de porvo" cerramos el paquete y nos vamos, camino de la cueva del compai, Chisturrín y Lili, para mí Galicia, conversan con otras gentes en el patio, recorro la cueva una y otra vez acariciando los relieves. Todo bien.
Volvemos a encerrarnos en la TTarik, salimos de expedición a noséquépueblos del entorno, caminitos de moras ( sin moras) veo perros, dos pavos, un caballo, gallinas, unas siete y algunos peces de color naranja en un aljibe, respiro y fumo mota, naturalmente desisto de contar los peces; los meten en los aljibes para que coman las larvas de mosca que se nutren en las superficies húmedas, se aniquila al enemigo sin pesticidas y funciona, sabiduría popular, afirmo convencido. Pero un día se tornan las cosas y Mowgli y yo nos las arreglamos para montar una fenomenal batalla, ella amenaza con largarse, le ofrezco indiferencia e implica en ello a mi anfitrión, distorsionándolo todo, considero que nos falta al respeto, pues se puede ir sin alborotar, en la república del Moro, todos somos libres... al Moro le afecta el humor, a mi también, buscando un pretendido protagonismo han intentado boicotearme mi encuentro con mi gente.
Bebemos un vino alpujarreño de dudoso gusto, se confirma, todo se agria.
Salimos por Graná otra vez y entramos en un bar que no recuerdo el nombre, pero en el interior, encuentro a un percusionista brasileño muy relacionado con el flamenco, el cual luce rastas canosas una expresión afable, es invitado a marihuana por nuestra parte y lo celebra( n) replegamos pronto, y bien.
A la mañana nos invita Jürgen & María a desayunar, cenar sería difícil, dado que el " chispa" que iba a arreglar el desperfecto afirma que el cortijo se surtía ilegalmente de la red de Sevillana de Electricidad, habrían de pagar un enorme pastizal por el hurto, pagos acumulados etecé y etecé, nada, que no hay luz, a todo esto, Mowgli, considerada por el Moro como su musa se centra en introducir en la sociedad 2.0 a toda ésta gente, les enseña internet, fotografía y telefonía celular, es un intercambio continuo de información y una sociedad abocada al triunfo, como finalmente sucedió.
Conozco a Enrique Heredia Flores ¿ se puede llamar mas gitano alguien? el cual es maestro ferralero sin titulación en paro desde nosécuantos meses y sin ningún tipo de ayuda social, generoso, sencillo, sibarita y pijo. Nos hacemos amigos pronto, ése día me llevará a Motril al barrio chungo a comprar droga a la Mowgli, " Las Huertas", has de entrar despacio, para que te observen, pues tu coche no es del barrio, sino, te apedrean, los chamorrunos corren libres y sucios por las calles ¿ libres? y sucias, la poli no entra y los coches quedan en la calle como si un tsunami los hubiera aparcado, hogueras y acordes, no voy a negarlo. Ojos almendrados de hermosas gitanillas de diez y seis, observancia de viejos, desafío en las miradas mas jóvenes, se descojonan por que vengo de Mado y la placa del carro así lo afirma, cuando ven a Enrique saludan, su familia es respetada en el guetto por trabajadora y tradicional, y algo mas supongo. Nos dirigimos a casa del " Pimienta" parlamentamos con un soplón que nos dice dónde, segundo bloque ¿ primer o segundo piso? escalera derecha, vamos fumaos y serenos si se puede. " Pimienta" está en el segundo piso, subiendo ésos escalones te das cuenta que ningún vecino está al corriente de pago en sus cuotas a la comunidad. En la puerta están dos tíos trajeados, los cuales le están vendiendo un seguro de vida al Sr. " Pimienta" de vida con asistencia dental y se retiraban, el hombre se escuda tras unos barrotes de hierro que anteceden la entrada de su casa, compramos una bellota, abonamos treinta y cinco y observo el viejo y descolorido tatuaje de " Pimienta" con la fantasía mórbida de poder volver a verlo en las imágenes de algún telediario, tendido y ensangrentado. Dentro de la casa se oculta un fastuoso botín de oro y euro, si entras con una piqueta, sacas pasta de las paredes de esa infame casa ¿ vale la pena ser malo y vivir así? je ne se pas.
Nos despedimos, cerramos y retornamos, pues Mowgli se dejó algo en la casa, y después....Desde Lanjarón a Mado, por la A4, a diez y nueve kms nos paran ( en Parla, a mamarla) Vetusta WV, Mowgli y el Comandante Flech--->a, entre las diversas pertenencias, transporto doscientos gramos de marijuana alpujarreña y unos cuatro/ cinco gramos de hachís, así como unas pupilas XXL, dejo que me anteceda un Seatleón con estética bakala con la esperanza de que sea a él al que detienen y no a mi, al tío le abren la puerta de atrás ( lunas tintadas) y le dejan largarse, me piden el DNI de apellido vasco y arrinconan a la Histhërica encañonada con subfusiles, preguntas del tipo ¿ lleva Ud drogas o armas o cualquier cosa que le pueda comprometer? NONONONONO, comprobaciones y nos dan vía libre, yo tiemblo como Bambi, la noche ( tres de la madrugada) y el pánico que me dan los maderos. Vale, la Histhërica se ha quedado sin batería, no arranca, informo- agentes, salgo del coche que he de ver qué pasa-. ellos, miran y se empiezan a acercar a dar opiniones, yo, acojonao, espero que los efluvios de las drogas no lleguen a sus narices, puesto que yo la oculto en un vano del motor, justo donde estoy enredando. Llegamos a Mado y deciden echarme de casa y decido irme de casa( el orden no altera el producto) , final feliz. Un buen viaje, otra vez.
