miércoles, 27 de febrero de 2008

Sucedió en Getafe.

De: 70kilos 257gramos
Enviado: miércoles, 27 de febrero de 2008 16:08:26


Getafe, ciudad al sur de Madrid, la gran teta capitalia, se desesperezó la otra tarde a ritmo de charanga gitana.
¿ Quiénes lo vimos? Alex, Jazz e io. Finalmente, Anaitalia no pudo asistir por asuntos virales, Abdul venía pero no se le veía.
Nos encontramos en la plataforma seis, tren destino Parla, línea C- 4.
Cayó la luz, empezó el festín. Presentación del acto por un orador de poemas, empieza hablando de León Felipe, como poeta de la Generación del 27, le siguen Alberti, Miguel Hernández, García Lorca. Todos los poemas vienen acompañados con el arte y la interpretación flamenca... o de fusión flamenca, con diferentes representantes. La Negra, Juan Habichuela, J. Antonio Carmona, Diego Cigala, Carmen Linares así como un descubrimiento, Pitingo.
El teatro está vertical y coqueto, llenito de gente, aprendo de poemas y escucho el desgarro de los apátridas, congelo en la mente la frase de Alberti, tras regresar a Cádiz: " me fui con el puño cerrado, regreso con la mano abierta" tan representativa de mis próximos desplazamientos.
Llegó el momento en que la sobriedad del buen flamenco llena espacios, al calor de la guitarra, al tañir de la percusión, al desgarro de una garganta, los minutos transcurren como gotas de rocío. Espacio respetuoso y callado, espacio receptivo al sabor de la buena música, repique de cuerdas en el mástil, sonido arenoso de cajón. Evades mente y olvidas la butaca, analizas cada sonido que tus orejas atrapan, sensitivo y emotivo.
Apareció Lanegra, y como negra que es, las bulerías chungo se le dieron, era algo así como acid jazz lo que tocaba, con penumbras de bossa nova y algún ritmo caribeño que mueve caderas. Entre sorprendido y cariacontecido; permanecí. Sorprendido, no la conocía y la calidad, como la de todos ellos, destacable. Cariacontecido, pues esperaba gitaneo: resultado, positivo. Luego el patriarca Habichuela, con ésa pinta sencilla que trae, ésa corbata pálida enfundada en cuello grueso de tio canijo de longitud y crecido de arte, solera y experiencia. Soberbia lección de cuerda, paladeo cada nota mientras le evoco arrancándose a bailar ante la presión de su gente.
Apareció por no sé donde el Pitingo, un gitano guapo, joven, de raza, flaco y vistoso. Habló de su pasado gospel, el cantaba en un coro de negros evangelistas, habla de sus bulerías como bluesrias, su personal visión de la mezcla. Lo consigue, trepa la voz y la sostiene como si en Tennesse te hallaras, mientras predica flamenco, buena etiqueta de mixura cuyo resultado es gratificante de oír y lindo de escuchar. Se mueve mucho, el insecto, se pone nervioso y la vena del cuello se engrosa. Está moreno y suelto.
Habichuela, pues qué puedo decirte, el GRANDE, toca la guitarra y se muda el sonido de las cataratas, toca la guitarra y no suena la lluvia, toca la guitarra, se detiene la corriente.
J Antonio Carmona hizo de guitarra, combinando estilos, combinando artistas. Promiscuidad de solfeo.
El Cigala, enorme y gitanón, voz que no requiere de amplis ni de micros, necesita un estadio más que un teatro ante su chorro de voz, recitaba y recitaba versos, aprendí mientras lo escuchaba de la sensibilidad y el sentimiento de artes hermanos como son la poesía y el flamenco, uno lo posee de melodía al otro, son lo mismo. Soleás, seguidillas, malagueñas, todos los palos, aunque cada vez es más negro y menos gitano, sigue enloqueciendo a quien se lo encuentra con su modularidad de voz. Se seca la cara varias veces con una sobria toalla negra, es coqueto y presumido, a fuer de ser gitano, es altivo y poderoso... habrá de saber administrarlo.
Doña Carmen Linares es toda una institución, reflejo de respeto a un arte que la hace repartirse entre todos aquellos que pugnamos por escucharla, seria, sencilla, resuelta. Gana al público, gana su voz, voz arrastrada por laringe roja, roja de lucha y de reconocimiento, una grande.
Al final, los gitanos y los payos improvisaron una gran fiesta ( cortita en el tiempo, grande en la improvisación) y con el cuerpecillo sobreexcitado, nos regresamos a Mado. Tren, canuto y llamada a Abdul, no nos queda claro más que las dos cosas primeras. Mado espera, con su policía, su noche, sus martes y su frío. Cobijo tras pocas dudas en Viriato, David está algo gilipollas y ausente, pero es el final del día y ha debido de currar fuerte.
Me reencuentro con mis dos amadas, la Gran Vía y la Soledad, como epílogo final.

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